Intro
Furō es un nuevo restaurante ubicado en el hermoso bulevar de Nueva Las Condes que se define a sí mismo como un espacio que fluye desde lo estético hasta los sabores.
Gastronomía de dos continentes con opciones basadas en plantas y brebajes, pet friendly y justo en una zona híbrida que conjuga concreto con naturaleza.
¿Qué comí?
Caribe
Prensado al frío de manzana, piña, naranja y limón de pica.
2.500 CLP
Un vaso mediano con una porción de líquido más pequeña de lo que hubiese esperado.
Gratín de ñoquis con huancaína
Pasta a base de papa, gratinada con queso parmesano, chimichurri fresco, mermeladas de tomates y cherrys confitados en oliva.
8.200 CLP
Porción contundente en un emplatado precioso.
También está disponible una versión vegana.
Chocolatissimo
Cremoso de chocolate, con manjar, frambuesa y trozos de brownie.
3.800 CLP
Porción sumamente pequeña en un envase de vidrio.
Viene ligeramente frío y sin tapa, a menos que lo pidas para llevar.
Mi opinión…
Furō es de esos restaurantes ubicados en medio de un hub importante de oficinas que solo abren en horario “hábil” porque precisamente están dirigidos a ese target. Me encantaría que abrieran en las noches e incluso los domingos, pero ellos están claros que ese sitio es totalmente desolado cuando las oficinas están cerradas.
La comida me encantó, aunque sufren del típico problema de los restaurantes al partir: el servicio… Garzones que no dan abasto, con poca (o nula) experiencia, que ignoran los conceptos más básicos de la atención al cliente en el rubro.
Los pequeños detalles importan
Ambiente
Hay dos ambientes principales. Un salón interior con buena iluminación (natural y artificial combinadas) y decoración madera + verde + neon muy moderna y con excelente sentido estético.
Y una parte exterior, al costado del gran edificio que los acoge, con algunas mesas para 2, 4 o 6 personas sobre un piso de piedras, rodeadas de las áreas verdes del bulevar Nueva Las Condes que es un espectáculo arquitectónico en sí mismo.
A pesar de estar expuesto en la terraza, te sientes seguro, ya que es una zona de la ciudad bien tranquila.
Los niveles de ruido son muy controlados. A pesar de estar en un sitio con gran cantidad de personas, nunca me sentí agobiado.
Algunas mesas tienen un bonsai decorativo que va de la mano con su concepto de “fluir”.
Hubo una cosa muy mínima que llamó mi atención: mesas impecables, sillas Tolix, individuales de papel craft con imagen corporativa, cubertería Epsilon Stainless Steel, vajilla especial, pero en el fondo del sobrecito donde estaban los cubiertos (servicio) había una servilleta Élite Cocktail doblada y arrugada que desentonaba totalmente con el resto de los pequeños detalles bien cuidados.
Enfocado en la experiencia global
Servicio
Aquí es donde cae la puntuación de Furō, que pudo ser excepcional.
Quizás el local estaba muy lleno al ser “día de descuento con un banco” (la lista de los descuentos del mes está siempre disponible en la app Yo Degusto) y el personal no era suficiente, pero lo cierto es que no recibí una atención digna por parte de la garzona.
De hecho, la amabilidad, preocupación y proactividad de la anfitriona fue la que hizo contrapeso y mantuvo a flote la experiencia, a pesar de no ser su responsabilidad directa la atención de los comensales luego de ubicados en las mesas.
A mi garzona fue muy difícil encontrarla con la mirada porque la mayoría del tiempo estaba en el salón interior.
La comida se tardó más de lo habitual (unos 35 minutos) y la anfitriona se acercó para reponer el aperitivo de galletitas de agua y disculparse por el retraso. De hecho, al final me obsequió una tarjeta de 20% de descuento para una próxima visita, como compensación por el retraso.
Cuando finalmente llegó el plato, la runner que lo trajo lo dejó en la mesa e inmediatamente volteó para ir a dejar el próximo. En ese momento ya yo no tenía bebestible y ni siquiera me dijo una palabra, ni le avisó a la garzona. Durante los 10 minutos que duré comiendo, nunca vi a la garzona para pedirle algo de tomar.
Luego la anfitriona volvió, me ofreció ella misma té o café de cortesía y me leyó la carta de postres (que no estaba en el menú) porque se daba cuenta que la garzona tenía la zona totalmente desatendida.
Pasaron otros 10 minutos y llegó la garzona, no solo con el postre, sino también con la cuenta (que yo no había pedido) y además, sin el descuento de la promoción del banco con el que iba a pagar.
En conclusión, la anfitriona fue mucho mejor garzona y le agradezco que se haya salido de sus funciones normales y el haber identificado que había una falla en la atención. Eso es ponerse la camiseta de la marca.
Sabor y algo más
Comida
Llegamos a la mejor parte. Los ñoquis estaban realmente exquisitos.
Los platos que escojo normalmente llevan alguna proteína, pero es que la descripción de estos ñoquis me atrapó desde el principio y no me importó que fueran solo carbohidratos.
Vinieron a la temperatura ideal y con un emplatado maravilloso. Es de esos platos versátiles donde dependiendo de lo que decidas tomar con el tenedor puedes obtener distintos sabores (la mermelada de tomates aporta el dulce y la huancaína lo salado), pero también puedes combinar ambas, agregarle un poco de parmesano al bocado o disfrutar de la explosión de un tomate cherry. Es una grandiosidad de plato por donde lo veas.
El jugo Caribe también estuvo a la altura, aunque la porción fue un poco pequeña. Viene sin hielo y sin endulzar, pues su sabor es netamente la combinación de los azucares naturales de las frutas prensadas.
El postre es una mini maravilla, al estilo del plato de fondo, donde tienes tantos ingredientes que puedes escoger, eso sí, con mucho pulso, una combinación distinta en cada bocado, lo que hace que no sea nada repetitivo.
El valor es la clave
Precio
Obviando el tema del servicio, que imagino que habrá sido algo temporal mientras los garzones agarran experiencia y/o los dueños de encargan de entrenarlos apropiadamente, encuentro que el valor que obtienes por lo que pagas es realmente alto.
Se nota que los precios están ajustados para competir con los otros restaurantes del bulevar para intentar atrapar a todos los oficinistas hambrientos a la hora del almuerzo. Por eso pienso que, si Furō estuviese ubicado en otra parte, podrían tener precios un tanto más altos sin despertar sospechas.
¿Se lee bien?
Diseño del menú
Cada mesa tiene un individual con el QR impreso que te lleva a un PDF excelentemente diseñado.
Las jerarquías las hacen con el peso de las letras, el color de acento y mayúsculas/minúsculas, entonces es muy amable a la vista y sirve para ojear rápidamente y encontrar lo que necesitas.
El único detalle que le vi es que no está actualizado con la información de los postres, sino que los garzones deben perder tiempo valioso contándole a cada mesa lo que tienen disponible.
No entiendo cómo en este momento de la historia cuando ya el concepto de menú impreso se extinguió, aún hay restaurantes que se dan el lujo de no tener actualizado el suyo. Solo es cuestión de modificar el archivo al que apunta el código QR 🤷🏻♂️
- Ambiente - 9/109/10
- Servicio - 4/104/10
- Comida - 10/1010/10
- Precio - 9/109/10
- Diseño del menú - 9/109/10
Etiquetas: Chile | Entre 8 y 8.99 puntos | Presencial | Santiago
Furō
Reserva no obligatoria, pero recomendada.
¿Dónde estacionar?
La mejor opción es el WeSmartPark que está en Presidente Riesco 5435. Es el estacionamiento subterráneo del mismo edificio donde está el restaurante.
¿Volvería a visitarlo?
Sí.
Estoy seguro que arreglarán el único punto flojo que tienen hasta el momento, que es el servicio.
La carta está muy especial, tiene joyas por descubrir y además los sábados ofrecen brunch, entonces es una excusa más para ir a visitarlos.
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