Ambiente

El local es realmente hermoso, con detalles color rosa por todas partes y cada rincón colmado de flores. Las fotos desde cualquier ángulo quedan bien, convirtiendo a cada una en un imán de likes en redes sociales.

Su slogan “El café más Instagrameable de Chile” lo llevan hasta el infinito y más allá, sacrificando varios aspectos (en mi opinión) por priorizar lo estético sobre lo funcional.

Tomé nota de los detalles que vi para argumentar mi párrafo anterior y, sin ánimos de criticar sino más bien de dejarlos como oportunidades de mejora, los voy a listar:

• Sirven los bebestibles calientes en un vaso que no tiene asa. Entiendo que se ve innovador en una foto, pero es poco funcional porque uno se quema los dedos al tomarlo.
• El servicio (tenedores, cuchillos, cucharas) es muy lindo, color dorado y formas poco comunes, únicos en la ciudad. El problema es que el mango es perfectamente cilíndrico y muy fino (pequeño, estrecho), lo que hace que sea difícil de usar.
• Las servilletas son las clásicas “tipo fiesta” de un color rosa maravilloso, muy vibrante. El problema es que no absorben nada, por lo que no cumplen su  objetivo.
• La iluminación es clave para que una fotografía resulte nítida y atractiva, pero hay tanta luz, desde tantas direcciones, que se hace incómodo permanecer en el lugar.
• Dentro de la sala de baño hay un árbol de cerezo (sakura) típico japonés, gigante, muy lindo, colorido, inusual; pero resulta que impide el acceso al lavamanos. Seas del tamaño que seas, no puedes usarlo sin que el adorno te estorbe.

Todo esto pasa cuando se deja de lado la funcionalidad/utilidad, priorizando el cómo se ve algo, impactando la experiencia de uso significativamente.

Mi calificación de 8/10 obedece a que, aunque el sitio está diseñado y pensado alrededor de un objetivo que cumple perfectamente: verse muy lindo, estoy seguro que, si realmente les importa, podrían también lograrlo sin descuidar otros aspectos.

Comida

Quedé bastante complacido con la calidad de la comida, tanto en sabor como en emplatado, que es claramente el punto fuerte de este café.

El sandwich croque madame estuvo exquisito, con partes ligeramente “quemadas” pero que lograban un sabor muy intenso.

El waffle belga estaba suave, muuuyyy suave y esponjoso, haciéndolo el compañero perfecto del helado que también tenía excelente sabor y  la Nutella que nunca falla. Dos scoops de helado es bastante, ya que normalmente estos platos vienen con uno solo. Se agradece el extra.

Las tostadas francesas me encantaron… Obviamente las frutas por sí solas son buenas y la cocina no tiene ningún mérito en eso, pero el pan, que es el verdadero trabajo del restaurante, estaba perfectamente bañado y planchado en el punto exacto, con sabor maravilloso.

Las bebidas no tuvieron nada de especial. Eran simplemente acompañantes de los buenos platos que sirven y quedaron totalmente en segundo plano, a pesar de lo bien que salen en las fotos.

Diseño del menú

El mismo buen gusto que está presente en el ambiente del local, se manifiesta en el diseño de la carta.

En cada mesa hay un código QR que te lleva a un PDF de 5 páginas con buen tamaño de letra, secciones claramente diferenciadas, precios fácilmente identificables, todos los platos con su descripción y algunos platos con imagen.

También te invitan a notificar si tienes alguna alergia alimentaria (importantísimo).

Solo encontré una oportunidad de mejora: comprimir el PDF… No es necesario que un menú digital pese 10MB, cuando en menos de 1MB puedes tener una calidad exactamente igual para verlo desde un teléfono.